“Perdemos 5 habitantes por hora en las zonas rurales”, declaró Secundino Caso, presidente de la Red Española de Desarrollo Rural, un problema que cada vez de agrava más. El traslado de la población a las grandes urbes ha sido la tónica habitual en los últimos años por las ventajas de vivir en una ciudad plagada de servicios. Pero, ¿es que la vida en el campo no tiene beneficios? Pues sí, los tiene y no son pocos.
Un simple paseo por entornos naturales de nuestros pueblos es una clara muestra de los beneficios de este modo de vida. La salud, sin lugar a dudas, la más beneficiada. Respirar mejor en un paseo por el pueblo que por la ciudad no es casualidad, sino que cuanto más nos alejamos de las grandes urbes, la calidad del aire mejora considerablemente. La contaminación creada por el tráfico es actualmente un problema que gobiernos y ayuntamientos intentan despejar por ejemplo con la prohibición de circulación por ciertas áreas de las grandes ciudades. Es por ello que el mundo rural es una alternativa óptima a esta situación, donde el aire es más puro y el tráfico menos elevado.
El uso del transporte privado en una ciudad es casi indispensable para poder sobrellevar una vida de prisas y estrés. En el mundo rural, la calma se apodera de la mayoría de los días y la cercanía de los diferentes servicios hace que andar sea la mejor opción para desplazarse. Esto nos lleva a que la forma física es relativamente sencilla de mantener en un entorno en el que no solo prácticamente todos los desplazamientos son a pie, sino que en una tarde libre, pasear por el monte disfrutando de colores y olores es el mejor plan.
Puede parecer que no, pero socializar también es más fácil en el pueblo. ¿Quién no ha salido de su casa y ha cogido varios “capazos” o saludado a todo aquel que ha visto? En una ciudad donde las prisas te comen casi no sabes a quién te cruzas, mientras que en el pueblo no es de extrañar que hasta te ofrezcan algo de su huerto para la comida del día.
Y precisamente ese es otro de los beneficios, la alimentación saludable. Poder cultivar tus propias frutas y verduras o que tus vecinos te ofrezcan las suyas hace que el consumo de alimentos de temporada radique en mejor precio, menor contaminación y más sabor.
Ha quedado patente que la vida en el mundo rural tiene grandes beneficios, Herrera es ejemplo de ello. Su naturaleza, gastronomía, servicios y sus vecinos hacen que la posibilidad de volver a una vida alejada de ruido y desenfreno sea más que valorada.