Municipio y localidad de España, al sur de la provincia de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. Se encuentra en las estribaciones del Sistema Ibérico y a la orilla del río Herrera, afluente del Aguas Vivas.
Se sitúa Herrera de los Navarros a los pies de la Sierra de su mismo nombre en el somontano de la cordillera Ibérica.
El casco urbano ocupa una vaguada que atraviesa por su centro el río Herrera, afluente del Aguasvivas, dividiendo en dos el caserío.
Herrera de los Navarros posee un patrimonio histórico artístico de primera magnitud, con una iglesia-fortaleza mudéjar declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La historia ha sido generosa con Herrera de los Navarros; pueblos prerromanos como los celtíberos, romanos, árabes, cristianos y mudéjares; todo un crisol de pueblos y culturas que con el paso de los siglos fueron conformando el carácter y personalidad de sus gentes.
Se documenta su existencia desde el siglo XII, cuando en 1128 Alfonso I concede unas casas en Ribas a García Aznar de Ferrera, teniendo también noticia de que en diciembre del mismo año era tenente de la población Gastón de Belorado. Perteneciente a la sexma de Trassierra de la Comunidad de Daroca su término fue coto de caza real.
Por último, y para terminar esta pequeña introducción, parece necesario hacer referencia al apelativo “ de los Navarros ” que en un principio se atribuyó a su posible repoblación tras la reconquista por gentes venidas de tierras navarras. La última interpretación que se hace del mismo parece más verosímil y lo relaciona con las cruces florlisadas que aparecen en la portada de la iglesia, las cuales también se pueden ver en la iglesia de San Miguel de los Navarros de Zaragoza y que parecen estar relacionadas con el obispo Pedro Aznar de Rada en cuyo blasón aparecía esta cruz.
Ciñéndonos a las fuentes escritas clásicas, la actual comarca de Daroca debía de estar ocupada por pueblos celtíberos, edetanos y beliones, siendo la presencia de los primeros la más destacable.
La presencia de romanos en la zona no debió de ser muy intensa a juzgar por los escasos vestigios arqueológicos encontrados. Sin embargo, en el término municipal de Herrera de los Navarros encontramos a un kilómetro del actual pueblo los restos del poblado conocido como los Castellares. Se trata de un asentamiento ibero-romano de edad temprana situado en lo alto de un promontorio de forma alargada y limitado por una muralla y foso defensivo.
Con la caída del imperio romano, llegaron los pueblos bárbaros instalándose el reino visigótico. La impronta que la posterior ocupación por los árabes, y su refinada cultura dejó en la comarca, perdura hasta nuestros días. Este influjo se manifiesta principalmente en el tortuoso trazado de las calles, reflejo de la importancia que el mundo interior tenía para sus habitantes, así como en el uso de materiales como la teja árabe.
Con la reconquista comienza el verdadero auge de Herrera de los Navarros gracias a los fueros reales otorgados para atraer población del norte peninsular. De ahí la referencia en el nombre del municipio a Navarros, seguramente por el origen de la mayoría de estos nuevos pobladores. Jaime I mandó construir aquí un pequeño palacio para el descanso de sus cacerías, atrayendo a numerosa población que fue instalándose en la ladera sur del pueblo. Esto hizo necesario la construcción de ventas para alojar a los viajeros y de herrerías para herrar a los caballos, forjándose el nombre actual de la localidad Herrera.
La expulsión de los judíos y moriscos fue un hecho que tuvo una gran repercusión en Aragón, sufriendo una regresión económica y demográfica, desapareciendo sectores claves de la sociedad de la época.
Ligada desde el medievo a la Comunidad de Daroca, Herrera de los Navarros formó parte de la Comunidad de aldeas de Daroca dentro de la Sesma de Trasierra. Esto le permitió disfrutar de la prosperidad económica que durante el siglo XVII se produjo en toda la comunidad, permitiendo un crecimiento demográfico importante.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, la falta de renovación de las estructuras productivas y el retraso técnico, provocan el comienzo del declive económico de la comarca. La situación se verá agravada con crisis y guerras como las carlistas que sacudieron la comarca a lo largo del siglo XIX. El desarrollo económico del siglo XX gracias a la industrialización, dejara de lado estas tierras volcadas en la agricultura, sufriendo duramente el éxodo a las capitales comarcales y de provincia en busca de mayores oportunidades
Ocupando el lateral frente al río de la plaza del Castillo se levanta su parroquial de San Juan Bautista. El conjunto tal y como aparece hoy en día es producto de cuatro etapas constructivas que abarcan desde mitad del siglo XIV hasta finales del XVII, y de las cuales las dos primeras se corresponden con la fábrica mudéjar: la primera de mediados del XIV y la segunda de principios del XV. En el siglo XVI se añadiría el cuerpo de campanas de la torre y en el XVII se añadió la cabecera y el crucero convirtiéndola en iglesia de planta de cruz latina. Esta parte de la iglesia fue la que más daños sufrió durante la guerra civil de 1936-39, teniendo que restaurarse tras la contienda casi en su totalidad, cubriendo el crucero con la cúpula hemiesférica sobre pechinas reforzadas actual y los brazos y presbiterio con bóveda de arista.
El templo y la torre se encuentran totalmente exentos a excepción del hastial occidental donde se levanta adosada la casa parroquial, ocultando la parte baja de la torre y el tramo de los pies del templo.
A pesar de ello, dada la estrechez de las calles adyacentes, a excepción de la amplia plaza, que se abre al frente la mejor vista de conjunto que permite ver en detalle tanto la parte mudéjar como la ampliación barroca, se obtiene desde la carretera, cuando se baja dirección a la localidad viniendo desde Aguilón.
Así pueden contemplarse perfectamente los tramos de la construcción medieval con la torre campanario y las tres torres contrafuerte que se conservan, al haber desaparecido las dos correspondientes a la cabecera cuando se levantó el crucero y la cabecera en 1681 sustituyendo al primitivo testero que sería recto con triple capilla siguiendo la tipología de las iglesias-fortaleza como las de Tobed y Torralba de Ribota. Igualmente se observa perfectamente el andito o tribuna que corre por encima de las capillas laterales y pies de la nave, tal y como corresponde a este modelo de iglesia.
La Ermita de Herrera de los Navarros, lugar emblemático del municipio, se alza a 1350 metros de altura. Cuenta la tradición, que exactamente en el lugar donde está construida la ermita, la virgen se apareció a un carbonero llamado Martín; por dos veces intentaron los hijos de Herrera llevar la imagen aparecida desde el monte hasta la iglesia del pueblo, pero ésta volvió al lugar de su aparición, donde finalmente se dejó. La ermita sufrió ampliaciones a partir del siglo XVI, pero lo que ahora se conserva del santuario data de los siglos XVII y XVIII. Actualmente se está llevando a cabo un gran complejo turístico, una hospedería, en la que se dará acogida a un elevado número de visitantes.
Edificación barroca levantada en el siglo XVII y concluida en el XVIII dentro del término municipal de Herrera de los Navarros, centra las miradas y devoción de varios pueblos de la zona. Desde Herrera se sube tres veces al año, y la hospedería contigua abre desde San Jorge al final del verano. Allí, en un impresionante mirador que permite divisar territorios de varias comarcas, está el mojón limítrofe entre Zaragoza y Teruel por esa zona. Junto a la torre mudéjar de la iglesia de San Juan Bautista, la ermita constituye el gran tesoro patrimonial de la zona.
En el cerro de Los Castellares de Herrera de los Navarros, a quinientos metros del casco urbano, encontramos los restos de un poblado celtíbero de la II Edad del Hierro, cuya destrucción y abandono han sido fechados en los inicios del siglo II a. de C.
Plaza Baja Nº 2 • 50150 Herrera de los Navarros
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