San Isidro

San Isidro fue un labrador que vivió en el siglo XII. Parece ser que su primer trabajo fue de pocero, es decir, buscador de manantiales subterráneos. Era un hombre muy devoto, y todas las mañanas visitaba varias iglesias antes de acudir a las tierras que labraba. A San Isidro se le atribuyen muchos milagros, entre ellos el “milagro de los ángeles”, “el milagro del pozo”, entre otros. Con su aguijada lograba que el agua brotase cuando más se necesitaba, daba de comer a los pájaros sin que mermase por ello su saco de grano, lograba adelantar a los demás en el trabajo del arado a pesar del tiempo que invertía en la oración y daba de comer a los pobres sin que se resintiera la olla.

Se considera a San Isidro como un buen hombre, sencillo, amante de los animales y muy humilde. Todo ello engrandeció su leyenda y hoy en día es considerado el patrón de los campesinos y agricultores.